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Sepilok, casa del Orang Utan en Borneo

Mercaderes, aventureros, exploradores y las etnias locales poblaban en siglo XIX la zona Malasia de Sabah, en la Isla de Borneo. Cuando en 1883 la compañía colonial británica estableció su control sobre la isla, el ambiente era de lo más cosmopolita.

Españoles, Holandeses, Portugueses, Chinos, Árabes e Indios cruzaban la isla de norte a sur en búsqueda de las mejores especies y a la caza de tesoros naturales. Incluso había lugar para la piratería, los tesoros de esta isla eran muy codiciados tanto por Occidente como por los mercenarios del mar.

Este zona del mundo tuvo muchísima importancia en la época, tanto que su historia ha sido recogida en numerosas libros y películas. Quizás a nadie le suene hoy en día pero un gran ejemplo es la novela de aventuras “Sandokán” de Emilio Salgari, cuya serie basada en el libro fue emitida por TVE en 1976.

A escasos 40 minutos de la antigua capital Sandakan (ahora ya os suena el nombre?) se encuentra la selva de Sepilok, un lugar que para muchos es conocido por ser la casa del Orang Utan, un dócil simio de pelaje rojizo nativo únicamente de Borneo y Sumatra. Su nombre es muy explícito, significa hombre de la selva en Malayo.

Los orangutanes comparten con el ser humano un 97% de sus genes, lo que les sitúa como unos parientes más “lejanos” de nuestra especie (con los chimpancés compartimos nada más y nada menos que el 99% de nuestra genética). Este simio es tan cercano a nosotros que es muy susceptible a varias enfermedades humanas, tanto en cautiverio como en su hábitat natural. Por lo tanto es conveniente lavarse las manos, higienizar zapatos antes de entrar a la selva y ocasionalmente llevar mascarillas al tener contacto con uno.

En la selva de Sepilok se encuentra el renombrado centro de rehabilitación de Orangutanes que fue establecido en el año 1964 para ayudar a los simios que habían quedado huérfanos o desplazados por culpa a la deforestación. Este santuario que se sitúa en el borde norte de la reserva forestal, tiene a su disposición más de 6000 hectáreas de selva protegida y ofrece una casa para los orangutanes que la necesiten.

Como los bebés humanos, los jóvenes huérfanos (que normalmente viven con su madre hasta los 10 años) necesitan que se les enseñe como sobrevivir en la naturaleza y como vivir según las leyes de la selva. Cada Orang Utan, ya sea joven o adulto, es cuidadosamente monitorizado durante su estancia en el centro.

Con el paso de los años los pequeños simios se vuelven menos dependientes de las dos comidas diarias que se les ofrecen en el santuario y vuelven voluntariamente a la vida natural en la selva. Los visitantes de Sepilok pueden presenciar hasta dos feeding sessions diarias desde una plataforma que se adentra en el medio de la selva.

Los orangutanes son animales solitarios. Los machos generalmente están solos y las hembras solas o con sus hijos pequeños. Pero a la hora de comer, todo cambia. Como si fueran un gran clan estos simios se juntan en los árboles que dan frutos (o en la plataforma de alimentación en el caso del santuario) y comen todos juntos, compartiendo la comida y jugando entre ellos. Si os soy sincero, parecía ver una familia pasando el domingo de picnic en el parque. El parecido con los humanos, tanto en los movimientos, las expresiones o el comportamiento, era asombroso.

Gracias a que el gobierno de Malasia ha prohibido el comercio ilegal de orangutanes y ha impuesto severas penas de prisión a cualquier persona que sea sorprendida manteniendo a un orangután como mascota, la población de estos simpáticos antropomorfos se ha estabilizado. Pese a ello, el número de orangutanes en su hábitat natural se ha reducido un 92% en los últimos 100 años. Una cifra que asusta.

Aún queda mucho camino por recorrer, sin el apoyo de la población local los orangutanes no sobrevivirán en el medio silvestre. Es necesario incluir la protección de los parques naturales en la Constitución de los países asiáticos ya que son claves para la absorción de CO2 y tienen un papel decisivo para la preservación del clima global.

Cada vez existen menos corredores verdes por donde los animales puedan desplazarse sin peligro de un lugar a otro. La deforestación de Asia es una gran amenaza para el orangután y otras muchas especies como el rinoceronte, los tigres o los elefantes que están en en peligro de extinción.


Si queréis colaborar para la preservación de los Orangutanes podéis hacerlo a través de la web de la organización del centro de Sepilok https://www.orangutan-appeal.org.uk tanto con una donación como apadrinando a uno de los pequeños huérfanos. Como os he contado, la rehabilitación puede durar hasta 10 años y sus costes son elevados. Por pequeña que sea, vuestra ayuda será muy importante para que los bebés puedan tener una vida feliz y normal en su hábitat.