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Dificultades en Camboya

No sabía bien que me iba a encontrar en Camboya, me adentré en este nuevo país habiendo leído los numerosos blogs de mochileros que proliferan en internet y todos ellos hablaban de él como un destino increíble. Sabía ya de antemano que estos blogs suelen exagerar un poco y pecan de magnánimos (es difícil leer alguna critica negativa), pero nada más lejos de la realidad, Camboya ha sido un país duro de visitar y ha sido de momento el país que menos me ha gustado de este viaje.

En Camboya se pueden encontrar maravillas de la humanidad en los templos en Angkor o bajar a los infiernos en la prisión de Tuol Sleng de Phnom Penh. La población ha vivido años atroces, de pobreza, hambre y crisis políticas. El rostro de los habitantes de esta población refleja décadas de hambruna, pobreza endémica y atrocidades sufridas. Las guías nos vendían un país de sonrisas, pero no es del todo lo que me encontré.

Nada más pisar el país ya empiezas a notar algo diferente comparado con Tailandia o Laos. Ya en la frontera sufres las consecuencias de un país en el cual la corrupción mancha todo el sistema político y policial. Los militares se inventan tasas por ser fin de semana, falsos controles médicos, venden papeles para rellenar que luego encuentras gratis dentro de los edificios fronterizos… un desastre.

Oficialmente el visado vale 30$ pero acabé pagando 7$ de “propina” para la corrupción. Logré regatear alguna de estas “tasas”y acabé pagando menos que otros mochileros. Lo peor de todo es que ellos tienen tu pasaporte, si no pagas no entras en el país. En este blog pasaron por lo mismo, merece una lectura para que entendáis en panorama que tenía en frente.

Una vez dentro del país las cosas poco mejoran. La comida es cuatro veces más cara que en Tailandia (los platos de comida valen 4€ cuando por un Pad Thai podías pagar tranquilamente 80 céntimos) y su calidad dista mucho del alto estándar asiático. Tienes que negociar las tarifas de los Tuk Tuk al 50% y cada vez que subes a un bus para desplazarte tienes que rezar por tu vida (ya son numerosos los casos de accidentes mortales en las carreteras y violaciones en los autobuses nocturnos). Aquí tenéis alguna que otra noticia sobre el tema. Olvidaros de Sihanoukville, estuve un solo día en la ciudad para poder sacar el visado de Vietnam. La ciudad se ha convertido en un basurero y los chinos han construido una veintena de casinos y karaokes mastodóntidos convirtiendo la ciudad en la peor que he visto en mi vida. Como guinda final, Camboya es el país numero uno mundial en turismo sexual y se puede ver a plena luz del día.

Pero quiero romper una lanza en favor de este país, no todo es desastroso. Quizás no he logrado encontrarle el punto al país hasta los últimos días y además vengo condicionado por las esperiencias tan buenas que he vivido hasta el momento. Al pasar unos días recapitulas lo que has vivido y te das cuenta de que pese a lo malo, has vivido cosas nuevas que jamás hubieras hecho en casa. Los templos de Angkor ya hacen que valga la pena una visita, tienen unos rincones maravillosos que te hacen sentir en otro planeta. Mr.Touch, el conductor del Tuk Tuk que me acompañaba a los templos, me enseñó la cara más amable de la población. Pasé una preciosa Nochevieja en Phnom Penh en una fiesta local bailando música tradicional Khmer y pese a lo caótica que es la ciudad aún pude encontrar rincones tranquilos donde refugiarme de la locura del tráfico.

Lo mejor de Camboya, templos a parte, lo encontré en el sur del país. Os hablo de Kep y Kampot, dos pequeñas ciudades cercanas a la frontera vietnamita. Aquí el estilo de vida cambia totalmente y vuelve la tranquilidad en las calles.

Ambas son dos ciudades pesqueras que no han sido destruidas ni por los inversores chinos ni por el turismo de masas, aquí se puede encontrar mejor comida y son ideales para relajarse, descansar y comer marisco. En Kep (ciudad nacional del cangrejo) me reconcilié con la gastronomía camboyana gracias a la dueña y cocinera del Bacoma Guest House en el cual me alojé unos cuantos días. Este lugar sin duda fue de lo mejor del viaje.

Camboya ha sido de momento el país más flojo del viaje, tarde o temprano tenía que tocar. Tailandia y Laos dejaron el listón muy alto. He experimentado un país que (como os expliqué en la anterior entrada) ha sufrido enormemente hace apenas pocas décadas. Pensaba que habría sabido renacer de sus cenizas pero áun le queda mucho por sanar, pero estoy convencido de que tiene mucho que ofrecer si es encauzado en el buen camino. Desgraciadamente la corrupción y la agresividad de los inversores chinos no están guiando Camboya como se merece. Espero que las cosas cambien a mejor el el futuro.