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Terrazas de arroz en Sapa

El pueblo de Sapa, situado al norte de Vietnam, comenzó su historia como un lugar de retiro en la montaña para los colonialistas franceses que querían escapar del calor de las llanuras del sur. No pudieron elegir mejor localización, estas montañas de color verde esmeralda y esculpidas con terrazas de arroz se encuentran a escasas horas de la capital (6 horas en tren son pocas en un país tan grande como Vietnam), pero ofrecen un sensación totalmente diferente, opuesta al jaleo de la ciudad.

Decidí viajar en tren para que evitar las deficientes carreteras de montaña. El viaje en un vagón cama de tercera clase fue bastante pintoresco, no todos los días compartes camarote con una familia local y dos campesinas del norte. Envidié a momentos a los hermanos Marx. Escenas a parte, durante la noche se percibía a través de la ventana el cambio de orografía y cuanto más íbamos subiendo, se hacía evidente el cambio del clima. Pasé de la molesta humedad en Hanoi a unas temperaturas muy frescas que hicieron necesario la compra de ropa de más abrigo, pasé frío por primera vez desde que viajo por Asia.

Desde el primer momento el pueblo despertó mi curiosidad, se seguían viendo elementos que recuerdan los años de presencia francesa (como la antigua iglesia católica en la plaza principal, la mayoría de habitantes son cristianos aquí), pero las calles estaban presididas por los habitantes de las montañas, los grupos étnicos de Vietnam.

Desde aquí empiezan todos los trekkings que exploran las montañas cercanas y el valle de Hoang Lien, las caminatas por los arrozales son impresionantes y a tramos bastante complicadas. En los alrededores se pueden visitar las aldeas de las minorías étnicas; de hecho los guías que se encargan de acompañarte por la montaña y de asistirte en los tramos más complicados forman parte de alguna de éstas.

En Vietnam existen 54 etnias distintas y los grupos raciales de la zona de Sapa son muy diversos, siendo los más numerosos los siguientes:

La principal es la etnia Miao (llamados también Black Hmong) reconocible por su traje índigo muy oscuro, casi negro, adornado con coloridos accesorios y joyas de plata. El segundo grupo más numeroso es el de la etnia Dao Do: muy parecida a la etnia Hmong, se distinguen porque sus ropas tradicionales son igualmente oscuras, pero sus sombreros son de color rojo. Seguidamente, la etnia Tay: su traje tradicional Vietnamita es sencillo, normalmente de color índigo o azul oscuro y casi sin ornamentos. Y por último la etnia Giay: la etnia de Vietnam cuyo traje sigue el mismo patrón que el traje tradicional chino, con combinaciones de colores como azules celestes, verdes.

Tener la oportunidad de charlar con algunas de estas personas te hace comprender el grado de dificultad que tenía la vida por esos valles. La guía Hmong que me acompaño durante el trekking me contó que hace escasos 15 años, cuando ella era pequeña y antes de la construcción de nuevas carreteras, los habitantes del pueblo acudían al mercado de Sapa una vez cada dos meses. Se despertaban a medianoche y hacia la una de madrugada comenzaban a caminar, llegando al mercado 10 horas después. Compraban provisiones, comían y volvían a la aldea llegando bien provistos pero exhaustos a la medianoche siguiente. Era cuestión de supervivencia, no había otro modo de conseguir comida que no fuera arroz. Hoy en día gracias a las nuevas carreteras no hay nada que no se pueda comprar teniendo una motocicleta.

Durante el trekking tuve la oportunidad de caminar por alguno de los atajos que tomaban durante esas caminatas nocturnas maratonianas, acabé cubierto de barro. Como nota curiosa me explicaron que hace pocos años solo había guías foráneos que acompañaban a los visitantes, pero los accidentes (algún que otro fatal) hicieron necesario que los guías fueran 4-5 personas de aldeas por grupo. Los locales conocen el terreno palmo a palmo y así además se contribuye a la economía del valle, aportando ingresos extras a las aldeas.